LAS BRAGAS DE LA SUERTE.
No quiero hablar del estilo pictórico de Lúa y seguro que lo voy a hacer sin darme ni cuenta. Es lo más rotundo de la infancia, esa verdad destructora que ve lo feo, feo, sin adornos. Durante la primera mitad del siglo XX hay varias corrientes artísticas que comienzan a expresarse de una forma parecida, con ese pellizco intravenoso a la realidad, con esas texturas lamibles, yo me quiero comer su obra para digerirla (aunque me cueste) y que no se me olvide nunca. Es como una ironía amordazada, que pasa a gritarte cosas muy bonitas y a decire con voz dulce: ya no te quiero como antes.
Mi tia tenía el culo muy gordo.
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