Por fín lo entiendo, llevo casi un año desperdiciándote por las escaleras, asumiendo mi radical pereza a lo demás.
Necesitabamos un espacio más que las escaleras, o los precipicios de hierro rojo, o los pasillos de los hospitales.
Vamos, vamos a ver como las calles se llenan de protagonismo.
Porque cada minuto que me cedes, sin ser San Valentín, no hace falta, vadrá más en el futuro, como los cuadros de Picasso. y ahora estoy poniendo mi futuro a mi presente, no vaya a ser que no se adecúe a mis deseos. Te limpio las manos, para eso. Para entrar perfectamente límpia. Sin olores de otros sitios. Sin olores. Sólo los que surjan de ese instante. Vamos, vamos al río, a ver como se llena de protagonismo.
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