Aprovechando que las vacaciones son eternas, cada vez más, que los desahucios, son del alma, y que la crisis, pese a quién no la disfruta...es cada vez, más emocional. Pretendo enajenar el ánimo, que fluya, que fluir, está fuera de sus manos, de los que nos las atan, y de los que nos las sueltan para el trabajo disciplinado de la herramienta de hierro.
Espero encontrar por allí gente que quiero, que sea una grata velada. Con o sin velas.
(Nota: el libro no trata sobre revoluciones, sino sobre camas, y amor cotidiano, del que huele cuando no se lava).
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