Déjenme decirles,

que me derrito,
me derrito a su antojo
me enamoro incluso bajo mi baja capacidad,
me ato a cualquier palo,
me voy con el más pintao,
pero después no,
no,
después me pasa como a ellos
me canso,
me arrepiento,
si, me arrepiento,
suena a trapo sucio,
lo sé,
y me gusta.

La dulce niña del columpio
La de las margaritas,
La de las flores en el pelo,
Las trenzas,
Y la suavidad,
Se ha marchitado
no echo de menos,
nada más que el olor del after sun,
la espalda recta,
el bolso cruzado.
las clases extraescolares,
las gripes primaverales
el déficit.

Me cuesta entenderme con la gente,
y para que me entiendan,
a veces,
aveces pierdo los modales,
los de la catequesis,
los extraescolares,
y el invierno,
vuelve cuando menos me lo espero a traerme
frío de neveras,
Whisky con hielo.

Tacho las marcas,
pinto encima de los logotipos,
me creo con alergia al polvo,
no limpio,
no me molesta que no me crean,
no voy a ser yo la que ondee su bandera,
la que pague su jornal,
ni el mío.

Enjuague bucal.

Si lo canto, digo así:
Ya lo saben, yo soy esa,
soy la que no tiene nombre,
la que a nadie le interesa,
la perdición de algunos hombres,
la que miente cuando besa,
ya lo saben, yo también soy esa.

Faltaría más.



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