Ha sido mi hija,

la que se ha muerto este verano,
por eso no quise ningún vestido rosa,

pero una hija, única,
las otras,

no son aquella hija.

Ya nació sangre,
de que no la querían,
así como ella lo sabía,
tampoco quiso ser mucho,
se quedó en olor.

Por eso tantas damas, a veces, se acercan a su cuna,
por eso estar en una cuna,
todavía.





Ahora una media sonrisa vacuna mi gesto,

Me río, sí, me río.

No sea que otro día no pueda.

Le grité a mi hija.
A veces lloraba,
y se disculpaba,

le grité que no hiciese tanto ruido mientras se moría.



Fémina Ista

1 comentario:

tacáliz dijo...

Tarde o temprano, pero ya estoy aquí...

Se busca técnico de sonido para recitales varios y demás escenarios.

Mi niño tierna rosa durmiendo se moría, pero eso es otra historia.

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