La frescura de lo estival consiste en las noches, pero a pleno sol, sólo se me ocurre, cocinar un calabacín ecológico, cultivado en mi huerto, el huerto de mi taller. Construir sus estructuras, oh lalalá, y que escalen, que suban por los juncos, a mirar desde lo alto. Y ascienden, tan verdes, tan perfectos, que no puede tratarse sino de un milagro.
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